Antigüedad clásica
Montalvo leyó todo cuanto entonces se
podía leer acerca de Historia, Filosofía y Literaturas Helénicas, y citó en sus
obras de manera directa o glosada a bastantes griegos de la antigüedad. Del
mismo modo, aunque en menor grado, sentía admiración por la antigua Roma. El
teatro romano de Terencio, Plauto y Séneca sirvió, si no de inspiración, de
modelo, a los cinco dramas que escribió y que fueron recopilados en su Libro de
las pasiones: La Leprosa, Jara, El descomulgado, Granja y El dictador. En
definitiva, lo grecolatino llegó al escalón más alto de su saber, siendo el
cimiento sólido de su formación y el arma que esgrimió en sus enconadas
polémicas. Admiraba de Grecia a Sócrates, y de Roma a Julio César, como ejemplo
del soldado, y a Cicerón, por su oratoria.
Literatura española
Conocía buena parte
de la literatura española, desde los romances hasta el romanticismo. En más de
una ocasión hizo críticas a varias obras literarias españolas y dedicó su
ensayo El buscapié a exaltarlas. Sentía especial admiración y respeto por
Cervantes y consideraba a su Don Quijote de la Mancha como lo más acabado en el
mundo de las letras, al mismo tiempo que despreciaba la continuación escrita
por Avellaneda. Por otro lado, Montalvo consideraba a las letras españolas
contemporáneas a él (segunda mitad del siglo XIX) como vagas e improductivas,
impugnando especialmente las malas traducciones de textos, aunque supo apreciar
a los intelectuales españoles de la época.
Literatura francesa
Las letras francesas, antes y
después de las guerras de la Independencia, tuvieron decisiva influencia sobre
los escritores hispanoamericanos. El romanticismo tanto español como
hispanoamericano tuvo sus simientes en Francia, y en América brotó primero y
duró más. Montalvo fue un ideólogo romántico del liberalismo; sus modelos
fueron Chateaubriand, Rousseau y Victor Hugo, mientras que por Lamartine sentía
un profundo aprecio. Asimismo admiraba a Montaigne y Montesquieu, quienes junto
a Rousseau inspiraron su pensamiento político. De Montaigne tomó no sólo la
exaltación del hombre en su estado natural, sino varios temas y la técnica
literaria que usaba en sus ensayos. Muchas de las ideas de Montalvo, sin ser
necesariamente copiadas, son eco de El espíritu de las leyes de Montesquieu, y
Rousseau tuvo su influencia en el escritor ecuatoriano por sus ideas sobre
educación, gobierno, Estado, ciudadanía etc., expresadas en Emilio y El
Contrato Social.
Otras influencias
En cuanto a la
literatura en inglés, admiraba mucho a Byron y a Milton, y probablemente sus
ensayos fueron también inspirados por Bacon. Su revista El Espectador se
inspiró en The Spectator de Addison. La literatura estadounidense también fue
citada por Montalvo, aunque sin juicios críticos. Conocía las grandes obras
literarias publicadas en italiano, aunque no se dejó influir, al parecer, por
el estilo, los temas y las ideas de los maestros italianos. En cuanto a la
literatura en alemán, estudió los clásicos del siglo XVIII, aunque no conocía
el idioma. Sentía admiración por Goethe; sobre él, Schiller y Klopstock dijo
que eran "ingenios de primer orden, de esas antorchas altísimas que se hallan
a la vista de todas las naciones". De Hispanoamérica conocía la prosa de
Bolívar, la poesía y especialmente la Gramática de Andrés Bello, la poesía de
Olmedo y los argentinos precursores del romanticismo.
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